La madurez digital es considerada como el estado en el que la
organización utiliza herramientas sofisticadas para lograr un mejor rendimiento
y demuestra un compromiso continuo con la tecnología y los procesos gestionados
digitalmente.
En este sentido, el último estudio
de Coleman Parkes encargado por Ricoh, indicó que la mayoría de los
directivos (71%) confía en que su compañía pueda pasar de la transformación
digital a la madurez digital en tan solo cinco años.
Hace un año, otro estudio indicaba
que 63% de los directivos consideraba que su organización estaba lejos de estar
preparada para la transformación digital.
Este gran cambio de percepción podría derivarse del ritmo tan rápido de los
cambios tecnológicos, junto con el reconocimiento creciente de las ventajas que
aporta a las organizaciones aprovechar la tecnología y los procesos basados en
la tecnología para lograr beneficios comerciales.
Por lo mismo, 73% cree que lograr la
madurez digital conducirá directamente a un aumento de los beneficios y 62%
afirma que aumentará el atractivo de su compañía frente a posibles inversores y
nuevos propietarios.
Sin embargo, a pesar de estar de
acuerdo sobre los principales beneficios que aporta la madurez digital, entre
los que se han citado principalmente procesos de negocio más rápidos, una ventaja
competitiva más fuerte y la toma de decisiones más ágil, el estudio también
mostró que 50% de los encuestados identifica los siguientes obstáculos para
alcanzarla:
· El cambio de
funcionamiento de la organización para mantenerse al día de la nueva tecnología
ya existente.
· La alineación de la
tecnología, los procesos y la forma de trabajar.
· La incapacidad de lograr el
objetivo de la madurez digital sin el apoyo de un colaborador externo.
Para superar estos obstáculos, es
esencial disponer de un marco de trabajo sólido y contar con el soporte de un
colaborador. Con una tecnología en constante evolución, las organizaciones
deberán mantener su compromiso con el fin de lograr y conservar su estado de
madurez digital. La revisión regular de los procesos, la mejora de las formas
de trabajar y la integración de las nuevas tecnologías serán esenciales para
lograr este objetivo.
Para muchas compañías, la madurez digital puede convertirse
pronto en un activo estratégico esencial, así como en un elemento clave para
reforzar el atractivo, la reputación y los beneficios a largo plazo de la
organización.