Por Lourdes Navarrete
Este 1 de octubre se conmemora el Día Internacional de las Personas de Edad,
y como cada día se siente que se le queman a uno los talones pues bien vale la
pena echarse un clavado en los datos que se manejan sobre esta población que
sobre pasa los 60 años. A nivel mundial el Fondo
de Población de Naciones Unidas (UNFPA, por sus siglas en inglés), en 2014,
el 12% de la población mundial tiene 60 años y más; sin embargo en las naciones
desarrolladas este porcentaje llega al 23.3 por ciento.
En México según cifras del INEGI (Instituto Nacional de Estadística y Geografía) en la última
década del siglo pasado el proceso de envejecimiento de la población se hizo
evidente, pues la base de los adultos
mayores se ha incrementado de 1999 a 2014 de 6.2 a 9.7%, respectivamente, esperándose que para el 2050 alcance un 21.5%.
Es decir, de 5 millones en 1999 pasó a este 2014 a 11.7 millones de habitantes
de la tercera edad.
Por otra parte, la Comisión Nacional de Población (CONAPO) estima que para el año 2025
y el 2050 el monto de adultos mayores llegará a 17.2 y 32.4 millones,
respectivamente.
Estas cifras para nada son halagüeñas pues conforme
pasa el tiempo la calidad de vida de este grupo de personas está en entredicho pues su salud se vuelve más vulnerable, se van
perdiendo capacidades motrices y cognitivas. ¿Se está preparado para ello? Esta
población corre el riesgo de quedar en el desamparo y por su economía no poder
enfrentar dignamente su futuro.
Para la AMAFORE
(Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro), al menos
el 72% de los mexicanos no han hecho planes para el porvenir, lo que les obliga
a continuar trabajando con muy escasas oportunidades de empleo. El panorama es
triste y desesperante, pues en la edad productiva de las personas no se piensa
en un futuro y casi no hay ahorro o inversión para afrontar una vida digna una
vez que se llega a la edad de retiro.
El reto no sólo es para el adulto mayor y su
familia, aquí intervienen los gobiernos que deben proporcionar una vida digna
para los ancianos mediante programas educativos, mejores salarios,
oportunidades de ahorro, seguridad social, infraestructura, apoyos sicológicos,
entre otros.
La Organización
Mundial de la Salud (OMS) estima que el 20% de la población de más de 60
años sufre algún trastorno mental o neural, siendo la demencia y la depresión
los padecimientos neuropsiquiátricos más frecuentes. Asegura que los factores
genéticos y biológicos, alteraciones en la movilidad, presencia de dolor,
enfermedades crónicas, entre otras, causan aislamiento, soledad y angustia. La
enfermedad mental que más afecta a esa población es la depresión y para el 2020
será el segundo padecimiento de mayor carga de morbilidad en el mundo.
La depresión
es una alteración de ánimo en donde predominan síntomas de tristeza patológica,
decaimiento o irritabilidad, que puede causar
incapacidad o hasta, en el peor de los casos, conducir al suicidio.
Alarman las cifras y la realidad, por ello lo
que está más a la mano es cuidar de nuestros ancianos proporcionándoles lo mejor que esté a nuestro
alcance, mucho amor y paciencia.